Alimentación y autismo
La alimentación y el autismo están mucho más conectados de lo que pensamos. Si convives con una persona con autismo —o lo eres tú— probablemente sepas que las comidas pueden convertirse en un auténtico reto: menús limitados, rechazo a ciertas texturas, miedo a probar algo nuevo…
Esto no significa que “sea un capricho” o un problema de mala educación. Detrás de la relación entre autismo y alimentación hay una realidad neurológica y sensorial que merece ser entendida y acompañada con respeto.
En este artículo vamos a explorar por qué la alimentación y el autismo van de la mano, qué consecuencias puede tener la selectividad alimentaria y cómo la psiconutrición y el acompañamiento terapéutico pueden marcar la diferencia.
¿Por qué la alimentación es un reto en el autismo?
Las personas dentro del espectro autista suelen experimentar el mundo a través de sus sentidos de manera más intensa o diferente que las personas neurotípicas. Esto se traduce en dificultades en la alimentación y el autismo como:
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Hipersensibilidad o hiposensibilidad sensorial: por ejemplo, el olor del pescado puede resultar insoportable o, por el contrario, puede haber una búsqueda constante de sabores fuertes.
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Selectividad alimentaria: rechazo a ciertos colores, texturas o presentaciones de los alimentos.
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Rutinas rígidas: necesidad de comer siempre los mismos platos, preparados de la misma manera.
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Ansiedad frente a lo nuevo: introducir un alimento desconocido puede generar malestar real, no simple terquedad.
👉 Si quieres profundizar sobre alimentación y autismo te recomiendo este artículo.
Consecuencias de la selectividad alimentaria en el autismo
Aunque pueda parecer una “manía”, la selectividad alimentaria puede tener un impacto significativo:
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Déficits nutricionales: falta de vitaminas o minerales clave.
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Problemas digestivos: muy comunes en personas con autismo (estreñimiento, diarrea, dolor abdominal).
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Impacto emocional: frustración al no poder comer como los demás.
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Estrés familiar: las comidas se convierten en un campo de batalla.
En nuestra experiencia en Entropía, hemos visto que muchas personas acaban agotadas por las luchas diarias con la alimentación y, entender el origen de estas dificultades es el primer paso para aliviar ese malestar.
Beneficios de trabajar la alimentación y el autismo desde la psiconutrición
El vínculo entre alimentación y autismo no se resuelve con “forzar a probar más cosas”. Se trata de acompañar con respeto para que la comida deje de ser un motivo de lucha y pase a ser un espacio de seguridad.
La psiconutrición aporta esa mirada integral:
- No juzga la alimentación desde la “dieta perfecta”, sino desde la realidad de la persona.
- Tiene en cuenta la regulación emocional y las rutinas.
- Trabaja con la familia y el entorno.
- Respeta la autonomía y los ritmos.
En Entropía, vemos cada semana cómo este enfoque evita que la alimentación y el autismo se conviertan en un terreno de conflicto y lo transforma en una oportunidad para mejorar la calidad de vida de las personas neurodivergentes.
Alimentación y TDAH: un punto que no debemos olvidar
Aunque este artículo se centra en el autismo, no podemos olvidar que la alimentación y el TDAH también están estrechamente relacionadas.
Algunas dificultades comunes son:
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Impulsividad alimentaria: comer rápido, atracones o dificultad para parar.
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Olvidos de comidas: saltarse ingestas y luego tener hambre excesiva.
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Deficiencias nutricionales: algunos estudios muestran niveles bajos de omega-3, hierro y zinc en personas con TDAH.
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Relación dopamina-alimentación: búsqueda de alimentos muy sabrosos o con azúcar porque activan el circuito de recompensa.
En estos casos, el trabajo no se limita a la alimentación: es necesario un enfoque integral que incluya regulación emocional, planificación y acompañamiento terapéutico.
👉 En Entropía contamos con profesionales especializados como Raquel, psicóloga experta en neurodivergencias, que trabaja junto a nuestras nutricionistas para ofrecer un abordaje completo.
Psiconutrición y neurodivergencias: un enfoque necesario
En muchas consultas se sigue viendo la alimentación desde un plano exclusivamente dietético. Pero si hablamos de alimentación y autismo (y otras neurodivergencias), necesitamos ir más allá.
La psiconutrición aporta esa mirada integral:
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No juzga la alimentación desde la “dieta perfecta”, sino desde la realidad de la persona.
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Tiene en cuenta la regulación emocional y las rutinas.
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Trabaja con la familia y el entorno.
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Respeta la autonomía y los ritmos.
En Entropía, vemos cada semana cómo este enfoque evita que la a evita que la alimentación y el autismo se conviertan en un terreno de conflicto y la transforma en una oportunidad para mejorar calidad de vida.
Estrategias prácticas para mejorar la relación con la comida en autismo
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Validar la experiencia sensorial: no forzar, sino reconocer lo difícil que es para la persona.
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Usar alimentos “puente”: versiones parecidas que acerquen a nuevos sabores.
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Respetar la rutina: mantener cierta estabilidad mientras se introducen cambios mínimos.
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Trabajar la ansiedad: técnicas de regulación antes y durante las comidas.
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Terapia online: apoyo especializado que acompaña tanto a la persona como a su familia.
Estas claves ayudan a mejorar día a día la relación entre alimentación y autismo, reduciendo la ansiedad y aumentando el bienestar.
Cómo ayuda la terapia online en alimentación y autismo
La terapia online permite acceder a profesionales especializados aunque no vivas en la misma ciudad. En Entropía ofrecemos sesiones que combinan psicología y nutrición para mejorar la relación entre alimentación y autismo, con objetivos como:
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Identificar bloqueos y ansiedades en la mesa.
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Diseñar estrategias personalizadas según cada perfil sensorial.
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Acompañar a las familias en el proceso.
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Favorecer la aceptación de la neurodivergencia y reducir la presión social.
👉 Reserva tu cita online con nuestro equipo y empieza a transformar la relación entre alimentación y autismo desde un enfoque respetuoso y realista.
Conclusión: alimentación y neurodivergencia, un camino posible
La alimentación y el autismo no tienen por qué ser un campo de batalla. Entender que detrás de cada rechazo hay una experiencia sensorial o emocional cambia por completo la perspectiva.
La psiconutrición es el puente que une las necesidades nutricionales con el bienestar psicológico. Y cuando sumamos un equipo especializado en neurodivergencias, la diferencia se nota: menos luchas, más calma y más salud a largo plazo.